Opinión | Macondo en el retrovisor

El lamentable asunto de los asesinos ‘famosos’

La editorial se escuda en la libertad de expresión para publicar El odio cuando todos sabemos que la jugada no tiene otra explicación que la posibilidad de hacer caja

José Bretón tras escuchar el veredicto del jurado por el asesinato de sus hijos.

José Bretón tras escuchar el veredicto del jurado por el asesinato de sus hijos. / EL PERIÓDICO

Que una madre tenga que acudir a la justicia para paralizar la publicación de un libro, que narra los pormenores del asesinato de sus dos hijos, es un claro síntoma de que estamos perdiendo el norte. Pero ha sucedido tal cual y en nuestro país, la semana pasada. La muerte de los niños de Ruth Ortiz a manos de su padre, José Bretón, fue uno de los casos más siniestros de violencia vicaria de la historia reciente. Y un escritor, Luisgé Martín, y una editorial, Anagrama, han decidido remover el dolor y los detalles, dándole además voz al asesino. Aunque la dignidad y la valentía de una mujer lo han impedido. De momento.

A Ruth y a José los mató su padre en 2011, cuando tenían seis y dos años respectivamente. Todos recordamos lo macabro del suceso, el hecho de que, además de acabar con sus vidas con premeditación meticulosa, se deshiciera de los cuerpos. Con el corazón encogido vimos a aquel individuo, con pinta de pobre diablo, negar el crimen con cara impasible y alargar el sufrimiento de Ruth, su ex pareja. Fue condenado a 40 años de cárcel y al olvido de la opinión pública, hasta ahora.  

Escribir un libro sobre el asunto

Por eso cuesta entender que a alguien le interese escribir un libro sobre el asunto, movido por la circunstancia, suponemos, de tener al testimonio de este despreciable sujeto que, al parecer, ha decidido finalmente narrar los hechos. Pero todavía es más inquietante el interés y el respaldo de una editorial supuestamente seria que se escuda, con comunicado de por medio, en «la libertad de expresión». Cuando todos sabemos que la jugada no tiene otra explicación que el capitalismo en estado más puro: se sabe que hay demanda y posibilidad de hacer caja.  

El género 'true crimen' en España está en boga. En los últimos años, los libros, las películas, las series y los pódcast basados en crímenes y personas reales proliferan con rapidez y buena acogida

El género 'true crimen' en España está en boga. En los últimos años, los libros, las películas, las series y los pódcast basados en crímenes y personas reales proliferan con rapidez y buena acogida. Y no es nada nuevo. La fascinación y la curiosidad por los asesinos es algo común desde tiempos inmemorables. Las leyendas y las 'historias de miedo' sobre ellos se han utilizado siempre para enseñarnos a diferenciar 'los buenos' de 'los malos'. 

Narrativa del blanco y el negro

Aunque últimamente se está abandonando esa narrativa del blanco y el negro y se está expandiendo la tendencia de abundar en la gama de grises y de contar sus historias desde el ángulo de que los 'monstruos' no nacen, sino se hacen. Y es eso precisamente lo que denuncia Ruth Ortiz, que en la actualidad se tiende a 'humanizar' a los asesinos y a ofrecerles, si me apuran, otro 'momento de fama' y de foco mediático, mientras, por el contrario, las familias de las víctimas sufren una nueva vuelta de tuerca en la tortura infringida. 

El año pasado fue la madre de Gabriel Cruz, 'El Pescaito', el niño asesinado por Ana Julia Quezada, que era pareja en ese momento de su padre, la que impidió que se realizara un documental sobre el caso, que pretendía incluir también el testimonio de la homicida. Y aprovechó para pedir que la ley ampare a las familias para que no se puedan realizar este tipo de producciones sin su consentimiento, especialmente en casos como los suyos.  

Hay que hilar muy fino cuando se decide si se cuenta según qué crimen y reflexionar sobre por qué se hace. Los relacionados con la violencia vicaria son de lo malo, lo peor

Hay que hilar muy fino cuando se decide si se cuenta según qué crimen y reflexionar sobre por qué se hace. Los relacionados con la violencia vicaria son de lo malo, lo peor. Y es obsceno que la ley o los hombres autoricen cualquier tipo de producto que tenga como protagonista a aquellos que matan a sus hijos para dañar a sus madres con el único objetivo de vender libros. Entre otras cosas, porque se corre el peligro de que haya enfermos que les emulen o los enaltezcan. 

El hecho de que en esta ocasión la Audiencia Provincial y la Fiscalía de Córdoba hayan decidido amparar la denuncia de Ruth, que exigía que se paralizara el manuscrito, aludiendo que vulnera la intimidad de sus hijos, es algo que nos devuelve por un rato la esperanza en el sentido común y la justicia. Estaba previsto que llegara a las librerías este miércoles, día 26 de marzo, pero, de momento, se ha impedido su salida. Está por verse sin embargo, si es verdad que se queda en un cajón de forma definitiva, o si por el contrario es un 'disparo en el pie', y toda esta polémica sirve para azuzar el morbo y el interés y de camino, las ventas.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents