Adiós a una vida

Agente retirado en Badajoz: "Nunca dejaré de ser parte de la Guardia Civil, siempre estaré"

Se han despedido de la bandera durante el acto de conmemoración del 181 aniversario de la creación de este cuerpo

EN VÍDEO | Badajoz celebra el 181 aniversario de la fundación de la Guardia Civil

S. GARCIA

Jonás Herrera

Jonás Herrera

Badajoz

"Nunca dejaré de ser parte de la Guardia Civil, siempre estaré", dice José Delgado Silvero, uno de los agentes de la benemérita que se retiraron durante el pasado año y que este martes ha participado en el Acto conmemorativo del 181º aniversario de la fundación de la Guardia Civil.

Esta cita se ha desarrollado en el parque de los Sitios de Badajoz en la mañana de este martes. Este acto ha estado presidido por el jefe de la 3ª Zona de la Guardia Civil en Extremadura, José Manuel Santiago Marín y ha contado con la presencia del delegado del Gobierno en Extremadura, José Luis Quintana; el alcalde de Badajoz, Ignacio Gragera; y el consejero de Presidencia, Interior y Diálogo Social, Abel Bautista; entre otros muchos representantes civiles y militares.

Una vida al servicio de la ciudadanía

Durante este acto conmemorativo se entregaron condecoraciones y menciones honoríficas a algunos de los agentes de este cuerpo. Entre ellos, cinco profesionales que pasaron a la situación de retiro o reserva el pasado año. Además de recibir su correspondiente mención honorífica por la labor desempeñada, también se despidieron de la insignia nacional jurando la bandera.

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José Delgado Silvero visiblemente emocionado tras el acto conmemorativo del 181º aniversario de la Guardia Civil. / S. García

"Ha sido un momento muy emotivo. Es algo que tenía que llegar. Después de 45 años en la Guardia Civil es una satisfacción poder estar aquí", reconocía tras el acto José Delgado Silvero. Ha vivido con mucha emoción esta despedida oficial de la benemérita, aunque reconoce que su vínculo es tan grande que nunca abandonará definitivamente el cuerpo.

Silvero, como lo conocen en la Guardia Civil, hizo la mili durante dos años y después ingresó en el cuerpo. Tras su formación en la academia de Úbeda, pasó a los juzgados de Madrid, su primer destino. Después de este llegaron otros muchos como el aeropuerto Reina Sofía de Tenerife, Salamanca, el cuartel de Feria (Badajoz) y el Centro Operativo de Servicio (COS). El final de su etapa en activo fue en los juzgados de Mérida. "En estos 45 años ha habido tiempo de todo. Ha habido momentos de apuros, de gloria, de todo tipo...", explica. 

Testigo el 23-F

Uno de los acontecimientos más tensos en los que trabajó fue durante el intento de golpe de Estado del 23-F. "Tenía 20 años, estaba destinado en Madrid y estaba fuera de la unidad cuando ocurrió todo", inicia relatando Silvero. Se enteró pasadas las 18.20, entonces se dirigió al que era su destino, a los juzgados de plaza de Castilla. "El jefe nos ordenó que estuviéramos preparados para cualquier cosa", cuenta. Se uniformaron, cogieron el armamento y se mantuvieron a disposición para lo que fuera necesario.

"Formamos en un primer momento para auxiliar a los compañeros que estaban allí, en el Congreso de los Diputados. Estuvimos alertados y listos durante toda la noche", relata. Finalmente, su intervención no fue necesaria, pero ese recuerdo de un momento histórico para todo un país se guardará de manera imborrable.  

También ha habido muchos momentos buenos a lo largo de este tiempo. Si tuviera que quedarse con algunos de ellos serían en las bodas de sus hijas: "Cuando se casaron me vestí con el traje de gran gala y fue muy especial para mí", desvelaba muy emocionado. 

43 años de servicio

Con la misma emoción, ha vivido el cabo mayor, Juan Villafanes Llanos, su despedida en un acto oficial. "Cuando he besado la bandera han pasado por mi cabeza muchos compañeros que ya no están. Esto supone un final a mi vida laboral", dice.

Este agente ha dedicado durante 43 años su vida a la benemérita. En 1982, con 21 años, entró en este cuerpo, justo después de realizar el servicio militar. Tras licenciarse estuvo en Torrelodones, aunque su primer destino oficial fue en País Vasco. De 1983 a 1987 permaneció allí, "en los años malos de ETA", puntualiza. Después fue trasladado a Cordobilla de Lácara, ingresó en el grupo del Seprona y se marchó a Caminomorisco. Ascendió a cabo y fue destinado a Mahón (Islas Baleares). Al poco tiempo regresó a Extremadura, concretamente, a Fuentes de León como comandante de puesto. Ese mismo puesto desempeñó en Valdetorres durante 26 años. Hace dos años pasó a la reserva y hoy se ha despedido de la bandera.

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Juan Villafanes Llano tras el 181 aniversario de la fundación de la Guardia Civil en Badajoz. / S. García

"Un enemigo contra el que no puedes luchar"

Sin duda, los momentos más angustiosos de los 43 que ha trabajado en la benemérita fueron durante su destino en Zarautz (Gipuzkoa). "Justo cuando llegué mataron a dos compañeros que estaban guardando unas barcas de contrabando", explica. No fue el único momento de tensión: "Otro día íbamos conduciendo, pusieron una bomba en la carretera, explotó cuando pasamos, pero la lluvia nos salvó", recuerda. Las intensas precipitaciones hicieron que la olla en la que estaba el explosivo se desplazara y la honda expansiva no les afectara. Pese a ello, terminaron negros por la detonación. 

Durante esos cuatro años estuvo "siempre en tensión", porque, como reconoce, "tienes un enemigo enfrente contra el que no puedes luchar". Así, expone que esas vivencias, "nunca se pueden olvidar". De este modo, indica que "el ambiente general era malo, había mucha tensión social". Muchos ciudadanos no los "podían ni ver. Eran muy malos tiempos". Villafanes asegura que regresó a Extremadura "en marzo y en abril bombardearon el cuartel donde" trabajó durante años.

"Aprender a vivir"

Villafanes ya está haciendo su vida al margen de la benemérita, además de devolverle el tiempo perdido a su familia, ha decidido dedicar gran parte de su tiempo al arte: "Tengo una guitarra eléctrica y otra clásica que estoy aprendiendo a tocar. Y esta tarde tengo clases de pintura fina". Además, como su etapa en el ámbito rural le influyó mucho, cuida de sus olivos y de su huerto. Todo para vivir con sus seres más queridos su vida tras dedicar parte de ella a los demás.

Como él, su compañero Silvero apunta que "ahora toca a aprender a vivir". Para ello va a "dedicarle tiempo a la familia y empezar una vida nueva". Reconoce algunos de los contra que tiene: "No va a ser fácil quitarme de los horarios y los servicios". Silvero sabe que su familia será su sostén y en ella centrará parte de su nuevo día a día. Aunque recuerda que seguirá "siendo guardia civil hasta la muerte, eso sí, en situación de retirada". De esta forma, asegura que seguirá unido a este cuerpo siempre que lo necesiten y de manera muy activa en las procesiones de Semana Santa. 

Son muchos los motivos por los que volvería a elegir su profesión una y mil veces, por ello lanza un mensaje a los jóvenes: "Los animo a que se unan a la Guardia Civil, porque es un cuerpo y un trabajo muy bonito", termina diciendo con emoción.

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