El milagro que frena la caída del pelo está en Marvão

A pocos kilómetros de Valencia de Alcántara, formando parte ya de la región de Alentejo, Marvão se descubre como un cuento de fantasía, un enclave sosegado y protegido entre murallas que se antoja como uno de los rincones rurales más visitados de Portugal. Una villa medieval coronada por la presencia de su simbólico castillo, que aparte de su monumentalidad también llama la atención porque está siempre custodiado por José Garção, propietario de un puesto de productos artesanos: botes de miel, jarabes y cremas medicinales realizados con propóleo y plantas silvestres, así como la ginjinha (licor de cerezas con un rico sabor dulce), una bebida popular en el país vecino. 

Él es apicultor y durante años estuvo trabajando en las piscinas de los alrededores de Marvão. Sobre la mesa de su tenderete, tan llamativos como si de pociones mágicas se tratasen, se distribuyen frascos de loción para la caída del pelo; otros para tratar los problemas de garganta, gripes o constipados; tarros para los granos en la piel, quemaduras y hemorroides. Todo ello elaborado de forma casera por Garção que lleva tiempo demostrando que, en su oficio, no todo es publicidad y envoltorio. «Lo importante está en el interior, y lo que ofrezco tiene calidad y da buenos resultados. Sin colorantes ni conservantes. Tengo clientes de Portugal, España, Francia, Alemania... y están muy satisfechos», comenta. Como no, a la raya cacereña llegan igualmente sus lociones.

Bajo el embrujo de la siempre inspiradora región de Alentejo, José Garção atiende al público. Y no solo es vendedor; igualmente, como él dice, hace de «oficina de turismo», porque recomienda al turista lugares para visitar, comer bien o alojarse.

Cáceres empieza a borrar la Raya

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