Mariano Mecerreyes, juez en Cáceres: "Como novelista busco contar mentiras, pero que sean creíbles"

Por el día aplica la ley, por las tardes escribe libros. Esa es la vida que lleva el magistrado del Juzgado de lo Social Mariano Mecerreyes (Madrid, 1963). Comenzó a escribir alrededor de 2009, cuando en Cáceres se implantó la nueva oficina judicial, ello implicó que no pudieran trabajar durante dos o tres semanas y decidió aprovechar este parón.

“Me dije a mí mismo que me iba a poner a escribir un cuento. A partir de ahí escribí el primer folio, el segundo, el tercero y eso se convirtió en mi primera novela, ‘Las dos muertes de Salvador Buen Día’, que llegó a ser finalista en el Premio de Novela Ateneo de Sevilla y me la publicaron”, ha contado Mecerreyes.

Desde ese momento, ha escrito siete libros, tres de ellos ya han sido publicados, se han interesado por ellas las editoriales nacionales Anaya, Algaida y Atlantis. Los otros cuatro están «andando por ahí dando tumbos, dando vueltas a ver si con suerte y algún día ven la luz». Eso sí, la verán si una editorial se interesan en ellos, ha descartado rotundamente autopublicar. «O le interesa una editorial o mis novelas no verán la luz», ha sentenciado.

Su última novela, ‘El eucalipto rojo’, una obra de novela negra y de aventuras, se alzó como finalista en el Premio Felipe Trigo. «Te presentas con toda la ilusión del mundo, enfrentándote a una multitud de escritores que son tan desconocidos como tú y se da el milagro de que el nombre de tu novela, porque iba todo con seudónimo, de repente aparece. Salió una representante del jurado diciendo que ‘El eucalipto rojo’ es finalista y yo me quedé tan contento», cuenta Mecerreyes.

Sin embargo, esta no ha sido la única vez que ha estado rozando el triunfo. Ya ha quedado finalista en certámenes literarios en otras dos ocasiones. Unos concursos en los que participa porque, si consigue quedar entre los primeros puestos, supone promocionarse en este sector.

Cuenta Mariano Mecerreyes que escribe lo que le gustaría leer. «Es lo que convierto en objeto de mis novelas, si me gustaría leer una novela negra, pues yo escribo una novela negra, si quiero leer una novela romántica, pues escribo una romántica, es decir, el gusto del escritor es el gusto que él tiene como lector», ha explicado el autor de novelas como ‘El gigante de papel’, destacada por el jurado del Premio de Novela Negra ‘Sed de Mal’.

Pero a la hora de enfrentarse a la hoja en blanco, apunta el magistrado que huye del conocimiento que tiene como juez porque «novelar es mentir, como novelista busco siempre inventarme cosas, es decir, contar mentiras, pero que sean creíbles. Si la novela no es verosímil, fracasa», ha señalado.

«Cuando uno es juez puede tenerlo más fácil que otro autor cuando quiere escribir una novela negra. Porque el escritor de novela negra tiene que suponer cómo es un asesino, cómo es una pistola manchada de sangre o un cuchillo, cómo es un testigo que está muy afligido por la muerte del ser querido. Un juez ya ha visto todo eso», ha reseñado.

Además, afirma que cualquier magistrado «en una semana de guardia ve más que cualquier persona en toda su vida». Sin embargo, ha desmentido la premisa que cree la gente de que un juez «está apartado de la realidad». «No hay nadie más que un juez que conozca la realidad de la vida, es un mito y es una enorme falsedad», ha matizado.

«Estoy en un juzgado de lo Social desde hace más de 25 años, quien mejor que un juez de esta rama para conocer la realidad del mundo del trabajo, los despidos las justicias, las injusticias, los contratos, los abusos, el engaño de unos y de otros. El juez está siempre en la realidad», ha incidido.

Su trabajo no le ha impedido a Mecerreyes continuar con su pasión por la escritura. Para él también significa una forma de evadirse. «Nunca he tenido problemas a la hora de compaginar ambas cosas, los jueces estamos acostumbrados a trabajar mucho muchas horas», ha resaltado.

En cuanto al tiempo que le dedica a escribir sus obras literarias, ha manifestado que si está inspirado suele tardar «a lo mejor en dos meses y medio termino la novela. Una novela es trabajo sobre todo, pero tiene que haber también una inspiración por detrás porque es una creación artística», ha subrayado el escritor.

Sin embargo, si se enfrenta al papel en blanco sin estar inspirado puede tardar medio año en finalizar una obra. «Si no se puede escribir una línea, no se puede hacer nada», ha expresado Mecerreyes.

El juez y también novelista no está quieto nunca, ya que ha asegurado que «siempre hay algo a lo que estoy dando vueltas». En esta ocasión está escribiendo una novela de un género diferente, quiere centrarse en la actualidad del país. Según ha avanzado «España es un país maravilloso lleno de gente muy honrada, donde también hay algunos que son muy sinvergüenzas. Estoy tomando nota de estos sinvergüenzas para hacer una novela de una picaresca contemporánea».

«Un país de gente irable con bastantes o algunos caraduras que para un novelista dan mucho juego y son siempre muy sugerentes», ha opinado. Así, su nuevo trabajo será una crítica a la sociedad actual desde el punto de vista del novelista, tal y como ha puntualizado Mecerreyes.

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