Sergio Dalma, José Manuel Soto, ‘la Preysler’ y el buen rollito de los restaurantes de Cáceres

Ha llegado enero cargado de virus porque, de nuevo, se nos ha ido un poquito la pinza en Navidad, o no, que para eso están los abrazos y el turrón, aunque la báscula se haya disparado como una bala. Pero vayamos a lo nuestro: ha llegado enero y la música no se ha tomado vacaciones, muy al contrario, sigue con su programación como si, afortunadamente, no hubiera un mañana. Y ya comienza la cuenta atrás para que el 25 de enero, a las ocho y media de la tarde, se batan el cobre dos ases de la canción: Sergio Dalma y José Manuel Soto, a la misma hora, pero no en el mismo sitio. El primero, en el Palacio de Congresos, el segundo, en el Gran Teatro. 

Allí estarán los dos, con su ‘Bailar pegados’ y su ‘Por ella’, dándolo todo, que para eso han sido los reyes de las baladas y aún siguen dando melodía y sumando seguidores en Instagram, red en la que, por cierto, hemos visto al diseñador cacereño Jorge Redondo paseando palmito junto a ‘la Preysler’, que pese a que han cerrado Porcelanosa en Cáceres, ella sigue siendo otra reina (la de corazones), sin desmerecer a Letizia, la reina reina, ni a ‘la Esteban’, la reina del pueblo ahora canonizada por David Broncano, que ‘pa qué queremos más’.

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Dicen en los mentideros que a nadie le quedan los vaqueros como a Isabel Preysler, y que eso nos lo ha dejado claro el diseñador Jorge Redondo en esa fotografía en la que la ex de Julio Iglesias (‘Hey’, no vayas presumiendo por ahí, diciendo a los amigos que sin ti ya no puedo vivir’), y madre de Tamara Falcó posa con un modelo bordado de la colección más casual de Redondo Brand.

Y es que Cáceres tiene mucho rollito. Que se lo digan a los vecinos de la Ribera del Marco, en la Ronda de San Francisco, donde les van a abrir Sushi Mishi Mishi, un restaurante especializado en comida asiática. Genial, ciertamente, que abran tantos locales de papeo, pero me da que como un día le dé por reventar al asunto, la burbuja gastronómica de la ciudad va a estallar. ¿De verdad hay tanto trabajo, de verdad hay tan buenos sueldos como para que estén abriendo tantos bares y restaurantes? Lo cierto es que ha llegado enero y parece que no hubiera cuesta, porque los garitos, llegado el fin de semana se ponen hasta la bandera. 

Y hablando de garitos, no se olviden pasar por Ávalon, el nuevo restaurante de la calle Amberes que ha dado la campanada. Es tiempo de bares, aunque los virus sigan por aquí. A cuidarse. 

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