Los Soletes más rurales de Cáceres

Algunos de los Soletes de la Guía Repsol están vinculados al medio más rural, el que acusa una fuerte despoblación: tal es el caso del restaurante Doña Tomasa, en Solana de Cabañas, una aldea de las Villuercas de 80 habitantes

Se trata de una guía que también sabe poner en el foco el sabor más rural de la gastronomía cacereña.

En las Villuercas también destaca el restaurante Avellaneda, en Castañar de Ibor (1.000 habitantes)

De hecho, ese listado se hace cada vez más grande gracias a establecimientos gastronómicos que están cogiendo impulso y ‘obligando’ a los futuros comensales a abandonar sus ciudades para descubrir otros sabores en las aldeas de la Extremadura más vaciada.

Gastronomía en la Cáceres vaciada

Nos vamos a Castañar de Ibor (un millar de habitantes) para saborear las delicias del Avellaneda. Un agradable restaurante popular con preciosas vistas serranas desde su comedor sobre el Geoparque Villuercas-Ibores. Cocina sencilla y tradicional. Comida casera, contundente y sabrosa. Se trata de un agradable restaurante popular con preciosas vistas serranas desde su comedor sobre el geoparque, que ofrece cocina sencilla y tradicional.

Seguimos en la zona de los Ibores para destacar el Restaurante Doña Tomasa, en Solana (Cabañas del Castillo), una aldea de las Villuercas de 41 habitantes. Esta antigua casona de pueblo ofrece menús caseros ricos y abundantes a buen precio. Destacan sus migas extremeñas, las carnes adobadas y el cochinillo al horno.

En Valverde del Fresno nos topamos con Casa Laura (con carta traducida al ‘a fala’), otro restaurante rayano muy visitado por portugueses para comer langostinos; su producto del entorno y sus recetas elaboradas con alto nivel técnico lo destacan.

Este es el pueblo de 41 habitantes de Cáceres con un Solete de la Guía Repsol

GastroHurdes

Saltamos a Las Hurdes para destacar La Cabra Jurdana, en la alquería de Cabezo, que pertenece a Ladrillar (185 habitantes, con las alquerías de alrededor). Comida tradicional de Las Hurdes con toques exóticos, como las manitas de cerdo con crema de boniato y un toque hindú o el zorongollo oriental. Si puedes, come en su terraza, recomiendan desde la guía.

También en tierras hurdanas se puede hacer parada en otra alquería, Riomalo de Abajo, El Labrador, que pertenece a Caminomorisco. Cabrito asado y patatas revolconas en el precioso entorno del meandro Melero de las Hurdes y el río Ladrillar. Además, los postres son caseros.

La Posada en Aldea del Cano (600 habitantes, en Sierra de Montánchez). Los champiñones rellenos de torta del Casar o cualquier guiso son recomendables en esta casa de comidas de toda la vida. Una parada interesante si estás de paso por la Ruta de la Plata.

También destaca La Plaza en Torrequemada (500 habitantes, comarca de Montánchez). Parada imprescindible para probar su cochinillo asado, la especialidad de la casa. Restaurante de mesas amplias donde ir con los amigos u organizar una comida reunión familiar. Restaurante de mesas amplias donde ir con los amigos u organizar quedadas gastro.

Cáceres: gastronomía potente y sabrosa

En nuestro particular Finisterre cacereño, en la aldea de Jola, pegada a la frontera portuguesa, se ubica Al Joleo (junto a Valencia de Alcántara), un restaurante-chiringuito que tiene una terraza llena de encanto y una carta de platos sugerentes y divertidos. Un asador perfecto para disfrutar del sosiego del turismo rural.

Y en el Paraje del Porrero de Cañamero, donde se enclava el restaurante Algo Así, en mitad del campo, sirve un menú cerrado e inesperado que convierte la experiencia en un rito sorprendente.