Los radares Velolaser en Extremadura. Pequeños, precisos y casi invisibles

Desde su llegada en 2018 a la comunidad, han proliferado por ser los más efectivos

Los radares con los que ahora pueden multarte más fácilmente sin que te des cuenta

Los radares con los que ahora pueden multarte más fácilmente sin que te des cuenta

Desde 2018, Extremadura cuenta con los radares Velolaser, una nueva generación de dispositivos de control de velocidad que destaca por su discreción, tecnología avanzada y facilidad de instalación. Estos aparatos, que ya funcionan en varias comunidades autónomas, suponen un cambio en la forma en la que se vigila el exceso de velocidad en carretera.

Pequeños, móviles y silenciosos

A diferencia de los radares fijos tradicionales, los Velolaser pueden instalarse en trípodes, en el guardarraíl de una autovía, detrás de algunas señales de tráfico e incluso sobre el techo de un coche patrulla detenido. Su tamaño compacto (menos de 50 centímetros y menos de 3 kilogramos) y la ausencia de cables los hacen casi imperceptibles para los conductores, especialmente en tramos donde no se esperan controles.

Funcionan con batería, tienen conectividad 4G y pueden operar de forma autónoma durante varias horas, permitiendo una vigilancia más flexible y aleatoria. Esta movilidad es clave para evitar que los conductores levanten el pie solo en puntos concretos y se relajen después.

Extremadura, bajo vigilancia discreta

Aunque la presencia de los Velolaser en Extremadura no ha sido ampliamente publicitada, desde 2018 se han detectado unidades operativas en la región. Estos dispositivos se han utilizado en puntos estratégicos para reforzar la vigilancia en zonas con alta concentración de accidentes o donde se ha detectado un aumento de infracciones.

La Dirección General de Tráfico (DGT) ha señalado varios tramos en Extremadura considerados especialmente peligrosos, tanto en carreteras nacionales como en vías secundarias. En estas zonas, los Velolaser se han convertido en aliados estratégicos para mejorar la seguridad vial.

Radares escondidos: el caso del motorista viral

Recientemente, un motorista se ha hecho viral tras publicar en redes sociales un vídeo en el que denuncia un supuesto escondite insólito para un radar móvil de la DGT. En la grabación, que ha circulado por plataformas como TikTok y X (antes Twitter), se observa cómo un Velolaser ha sido colocado sobre una valla elevada, apenas visible para los conductores que circulan por esa vía.

El vídeo ha reavivado el debate sobre la transparencia y la ética en la ubicación de estos dispositivos, especialmente cuando se sitúan en lugares que muchos s consideran poco visibles o directamente ocultos. Mientras algunos defienden que el efecto sorpresa es necesario para disuadir conductas peligrosas, otros argumentan que este tipo de prácticas alimentan la percepción de afán recaudatorio por parte de la DGT.

Aunque el vídeo no ha sido grabado en Extremadura, la polémica resuena también en la región, donde desde hace años operan varios Velolaser sin una ubicación fija, lo que genera incertidumbre entre los conductores habituales de determinadas rutas.

Una nueva era en el control de velocidad

La llegada de los Velolaser a Extremadura no supone solo una actualización tecnológica, sino un cambio de paradigma en cómo se entiende la vigilancia del tráfico. Su discreción busca precisamente hacer más efectiva la prevención, generando un efecto disuasorio real más allá del aviso puntual.

Aunque su presencia aún es limitada, todo indica que los veremos cada vez con más frecuencia en las carreteras extremeñas. Quizá sin darnos cuenta, porque esa es justamente su ventaja: ser invisibles... pero eficaces.

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