Diario de un cacereño en Filipinas

Paseando por ‘Caceres’ y ‘Badajos’ sin salir de Manila

Fue una gran alegría descubrir un nombre tan cercano como ‘Badajos’ a 15.000 kilómetros de distancia. Y después de ver ‘Badajos’, me alegré incluso más al percatarme de que mi ciudad natal, Cáceres, también había sido merecedora de tener una calle en Manila

Captura de la calle «Caceres», en Manila.

Captura de la calle «Caceres», en Manila. / EL PERIÓDICO

Ignacio Urquijo Sánchez

Ignacio Urquijo Sánchez

Manila

No, en el título no hay una errata. Se escribe ‘Badajos’, con la ese final. Es una derivación natural de la forma en la que la mayoría de los países de habla hispana pronuncian la zeta. En Filipinas, donde el castellano también fue lengua oficial durante varios siglos, no es una excepción, y fue esta grafía la que me encontré anunciando el nombre de la calle durante uno de mis primeros paseos por Manila

La alegría

Fue una gran alegría descubrir un nombre tan cercano a 15.000 kilómetros de distancia. Y después de ver ‘Badajos’, me alegré incluso más al percatarme de que mi ciudad natal, Cáceres, también había sido merecedora de tener una calle en Manila. De hecho, como en Extremadura, Cáceres y Badajoz, ‘Caceres’ y ‘Badajos’ en este caso, también están la una junto a la otra.

Sin archivos

Parece que no hay archivos históricos que expliquen por qué se llaman así estas dos calles. Resulta especialmente curioso, teniendo en cuenta que alrededor de ellas no hay otras vías con nombres de ciudades españolas. La teoría de que efectivamente fue un extremeño con influencia en ese momento histórico el que decidió ponerle el nombre de las capitales de su región a estas calles no parece descabellada.

Distrito de Makati

Las dos se encuentran en el barrio de Población (‘Poblacion’, en este caso la ‘c’ se ha mantenido, no así la tilde), que es uno de los distritos de Makati. Para enrevesar aún más la cosa, Makati es una de las ciudades que forman el área metropolitana de Manila, que en su totalidad cuenta con casi 27 millones de personas, un país urbano en sí mismo.

El primer asentamiento

‘Poblacion’ fue, de hecho, el primer asentamiento de la ciudad de Makati, situada a unos kilómetros del centro histórico de Intramuros. De ahí, suponemos, el topónimo. Por aquel entonces, lo de llamar ‘nueva’ a la zona más reciente de una ciudad no se estilaba (Nuevo Cáceres, Nuevos Ministerios, Nueva York…), porque todo estaba apareciendo al mismo tiempo, así que llamar ‘Nueva Manila’ a esta parte de la localidad no habría tenido mucho sentido. 

Sin tilde

El nombre de Población, aunque perdió la tilde, se quedó, pero el distrito fue evolucionando, y hoy no se debe de parecer demasiado a lo que se encontraron aquellos primeros españoles. El barrio ha ido evolucionando y en la actualidad es uno de los puntos neurálgicos de la noche manileña, con bares temáticos (americanos, cubanos y casi cualquier otra cosa) y varias opciones de discotecas para todos los gustos. La zona está abarrotada de puestos de comida callejera, turistas despistados buscando una cerveza y gente autóctona haciendo cola para entrar en el local de moda.

Similitudes

Por tanto, las similitudes entre mis queridas ciudades de Cáceres y Badajoz con sus calles filipinas de ‘Caceres’ y ‘Badajos’ son reducidas. Estirando el chicle, podríamos decir que ‘Caceres’ se parece a la Madrila un sábado a las 2 de la mañana, y ‘Badajos’ a su carnaval en el día grande. 

Pocos rastros extremeños

Más allá de eso, quedan pocos rastros extremeños por esta zona. La mayoría de los que pasan por delante de estas calles no saben a qué hacen referencia el nombre de las dos ciudades, de la misma manera que la mayoría de los que transcurrimos por el parque de Cánovas o la avenida Antonio Hurtado no nos preguntamos de dónde vienen los nombres. Han perdido su significado original y ya son lugares con su propia historia.

A pesar de todas las diferencias, lo mejor de estas calles es la sonrisa que me sacan cada vez que vuelvo a pasar por ‘Caceres’ y ‘Badajos’. Me imagino a alguien como yo, hace cuatro siglos, alegrándose también al ver unos nombres tan familiares a tantos kilómetros de distancia. 

Ignacio Urquijo Sánchez es periodista

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