Entrevista

Anna Romeu, autora de 'Soy sensible': "La alta sensibilidad no es una patología, sino una forma de ser"

Anna Romeu.

Anna Romeu.

Olga Pereda

Madrid

Psicóloga experta en emergencias y adicciones, Anna Romeu (Vilafranca del Penedés, 1972) está especializada en educación emocional y en el acompañamiento a personas altamente sensibles. Su experiencia en consulta y en sus propia piel le ha llevado a escribir ‘Soy sensible’ (editorial Alba), un ensayo en el que disecciona la alta sensibilidad, una característica humana que puede afectar al 20% o 30% de la población. No estamos delante de una patología sino de “una forma de ser” con la hay que hay que convivir y que es necesario “entender y respetar”.

-Asegura en su libro que “fabricamos pacientes con nuestras etiquetas”. ¿La alta sensibilidad es una etiqueta?

-La cita es de una novela que habla de cómo medicalizamos procesos naturales, una realidad que me he encontrado en mi clínica. Convertimos en patología asuntos que son perfectamente humanos. Mucha gente puede vivir la alta sensibilidad como una etiqueta, pero, en realidad, es la descripción de un rasgo de personalidad, una manera de ser. 

-No es una etiqueta médica o diagnóstica, entonces.

-Esa es la idea. Es una manera de ser, no una patología.

-Entre el 20% y el 30% de la población puede ser PAS (Persona Altamente Sensible). Si no se conoce nada al respecto, pueden ser calificadas de "lloronas, raras o exageradas". ¿Qué define la alta sensibilidad?

-Todo el mundo tiene sensibilidad, pero no la misma intensidad en la sensibilidad. La mayoría de personas está en el término medio. En el extremo está el 20% o el 30% de la población. Los neurotransmisores les funcionan más rápido. Es decir, envían más información al cerebro.

-Pero su cerebro es completamente normal.

-Sí. Anatómicamente no hay diferencias.

-La alta sensibilidad se caracteriza por tener la sensación de “no poder desenchufar el pensamiento”. En su libro, alerta sobre el posible riesgo de consumo de sustancias tóxicas. No para excitarse, sino para “desenchufarse”. ¿Las PAS sufren más riesgo de ingerir drogas?

-Las personas con adicción, ya sea a sustancias o a comportamientos, que son altamente sensibles utilizan ese comportamiento para evadirse de la alta estimulación. Es decir, para parar la cabeza. Por ejemplo, fumarse un porro para dormir.

-Son personas que ponen las necesidades de los demás por encima de las suyas y son muy empáticas. Pero, por otra parte, tienen necesidad de estar solas. ¿Cómo se compaginan estas dos facetas?

-Con dificultad. La complacencia es una trampa. Como tienes elevada empatía e identificas las necesidades de los otros, es fácil caer en la tentación de ayudarles y solucionarles la vida. Es angustioso sentir que sabes cómo puedes sostener a esa persona y no hacer nada. Como este funcionamiento es tan normal, luchar contigo misma para no moverte carga mucho, y eso lleva a otro componente de la alta sensibilidad, la saturación. El único remedio contra la saturación es el tiempo en soledad.

-No hay muchos test, más allá de la escala de Elaine Aron, para saber si una persona es PAS.

-Escribí el libro en el año 2022 y entonces no había un test validado en castellano. Pero ahora sí lo hay. Es el de la asociación PAS España, que tiene test para adultos y niños. Es importante saber si tienes alta sensibilidad solo si tienes la necesidad de saberlo. No todo el mundo tiene esa necesidad de certificarlo. Si quieres salir de dudas, lo haces. Pero, vamos, no hay tratamiento ni nada que curar.

-La alta sensibilidad afecta por igual a mujeres hombres, pero en los varones es más reto.

-Los roles están establecidos. A día de hoy, todavía hay una creencia de que los hombres no lloran, son competitivos y le gusta el deporte. Si lee poesía o llora en una película, según qué edad, va a ser muy criticado por su entorno masculino.

-Además de tener buenos hábitos alimentarios y practicar ejercicio con regularidad, recomienda a las PAS relacionarse con otras personas de la misma condición. ¿Por qué es importante hacer comunidad?

-Porque aunque seamos un 20% de la población vivimos en un mundo en el que la gente, mayoritariamente, no lo es. No podemos exigir a los otros que cambien, así que hacemos un esfuerzo diario por adaptarnos. Adaptarse al mundo es agotador, tenemos la sensación de que siempre nos estamos justificando. Si te juntas con PAS te sientes comprendido porque no eres el raro, el diferente o el inadaptado. Eso te ofrece seguridad, te hace sentirte bien.

-Las PAS tiene una enorme virtud, la empatía.

-Una aclaración. La PAS tienen, efectivamente, un grado de empatía más elevado pero eso no significa que seas mejor persona que otra. La bondad no se asocia a la alta sensibilidad. Hay PAS que son bichos malos.

-Un riesgo es el temido cortisol y el estado ansioso generalizado, al que las PAS son más proclives. 

-Puede ser una complicación, sí. Por eso es tan importante la educación emocional, algo que se da más cada vez en las escuelas. Funcionamos a través de las emociones y saber gestionarlas es lo que determinará si funcionaremos bien o no.

-El mindfulness no es una varita mágica, pero recomienda practicarlo con regularidad.

-Idealmente cada día, pero no necesitamos mucho rato. Unos 15 minutos diarios marcan la diferencia en cuanto al funcionamiento de activación cerebral y la capacidad de gestión de esa emoción. Con el mindfulness te centras en el presente y eres capaz de soltar las emociones y no enredarte con pensamientos del pasado o el futuro. Es una potente herramienta de gestión emocional.

'Soy sensible' (editorial Alba).

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