García Ortiz: "La mentira no puede derrotar a un fiscal general"

Tan solo cuatro días de que el Tribunal Supremo llevase al borde del banquillo por primera vez en la historia a un fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, aterrizó este viernes en la que fue su casa durante casi dos décadas. En plena tormenta por el procesamiento del más alto cargo del Ministerio Público por un delito de revelación de secretos al filtrar supuestamente datos de la investigación por fraude que se sigue en la Fiscalía contra el novio de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, el exfiscal de Medio Ambiente en Galicia (2004-2020) fue el encargado de clausurar la Escuela de Verano del Ministerio Fiscal y que como cada año se celebra en el pazo de Mariñán, en la localidad coruñesa de Bergondo.

“La mentira no puede derrotar a un fiscal general”, defendió García Ortiz antes cerrar las jornadas sobre el 30º aniversario de la Ley del Jurados. Tras reafirmar y defender públicamente su decisión de permanecer en el cargo, reconoció que la situación le llevó a “mucha reflexión” y la dimisión es un “planteamiento que se ha hecho y se hace todos los días”. 

No obstante, apuntó que con su continuidad al frente de Fiscalía “defiende la profesionalidad del Ministerio Fiscal” y “da a conocer a los ciudadanos el derecho a una información veraz frente a mentiras e infamias”. Advirtió, además, de que si llegase a abandonar el cargo, la persona que le sucediese “iba a ser una figura débil”. “Y -añadió- necesitamos una Fiscalía fuerte para hacer frente a los desafíos del futuro, pero también a defender el lugar en el que nos encontramos que a veces es un lugar entremedias de muchos intereses”.

Lo reiteró. No piensa renunciar al cargo, aunque se confirme su enjuiciamiento porque durante la instrucción “no ha cambiado absolutamente nada”.

Lo ocurrido, según explicó García Ortiz, nace en marzo del año pasado, cuando una actuación de la Fiscalía “pretendía ser manipulada con una mentira”, ante lo que él recopiló “el material de la verdad para defender la honorabilidad y el buen trabajo de la Fiscalía”. “Hicimos una nota de prensa bajo mi supervisión y creo que no ha cambiado nada desde entonces hasta hoy”, según expuso ante los medios “Como fiscal general del Estado, alegó, hice lo que tenía que hacer” y calificó de “impecable” la actuación de la Fiscalía. Por ello, sostuvo que su permanencia en el cargo “es institucionalmente relevante y necesaria”.

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El fiscal general defendió su inocencia, pero no quiso entrar en el fondo de las acusaciones ni defenderse porque “hay un punto de prudencia institucional, natural, y también hay un punto de prudencia procesal” que establece que lo que tenga que “alegar o desmentir o cuestionar” lo vaya a hacer en el marco del procedimiento y no en público.

Preguntado por si ha notado el apoyo del Gobierno, el jefe de Fiscalía dijo sentirse «arropado por los compañeros”. también ha habido manifestaciones del Gobierno para arroparme y también -añadió- hay gente que pide mi dimisión. Agradezco los apoyos y creo son discutibles los no apoyos y también entendibles.

Sobre la dimisión de Santos Cerdán como secretario de organización del PSOE por su supuesta implicación en el caso Koldo, García Ortiz dijo que la posición institucional de la Fiscalía es que tiene “un papel muy relevante en las investigaciones que se están sucediendo” aunque no es posible “opinar sobre aquello que se está investigando y está judicializado”. “La Fiscalía tiene un compromiso con la lucha contra la corrupción que es ineludible”, zanjó.

Varapalos judiciales

Su procesamiento por presunto delito de revelación de secretos por parte del Supremo es un episodio más en la empedrada trayectoria del fiscal general del Estado. Desde su llegada a la Fiscalía, García Ortiz ha protagonizado dos choques con el Alto Tribunal, ambos vinculados a su antecesora en el cargo, Dolores Delgado. En noviembre de 2023, el Supremo anuló el nombramiento de la exministra de Justicia y mentora de García Ortiz como fiscal de sala de lo militar, acusando al fiscal general de “desvío de poder”. Esto llevó al Consejo General del Poder Judicial a negarle el plácet para su reelección, un hecho sin precedentes en democracia. Meses después, en mayo de 2024, y tras haber revalidado el cargo, el Supremo volvió a invalidar un nombramiento por el jefe de Fiscalía. De nuevo sobre Delgado, esta vez como fiscal de Sala de Derechos Humanos y Memoria Democrática, lo que reavivó la polémica sobre la independencia de la Fiscalía y la influencia del Ejecutivo en sus decisiones. La sentencia también puso en duda posibles incompatibilidades de Delgado, por su relación con el exjuez Baltasar Garzón. Con esta trayectoria de varapalos judiciales y la última decisión del Tribunal Supremo, se ha encendido el debate sobre la imparcialidad del Ministerio Público.

18 años en Galicia

Fue en 2020 cuando García Ortiz dio el salto de Galicia a Madrid. El entonces fiscal de Medio Ambiente en la comunidad gallega, donde había ejercido la acusación pública del Prestige y desmontado la tesis de la Xunta de que existía una “trama criminal” tras los incendios forestales, fue fichado como número dos de la entonces fiscal general del Estado, Dolores Delgado, quien el julio de 2022 renunció al cargo por motivos de salud tras someterse a una operación de columna vertebral. Dos años después de asumir la jefatura de la Secretaría Técnica del Ministerio fiscal, García Ortiz se puso al frente de la Fiscalía General del Estado, una etapa donde las polémicas le persiguen desde que tomó las riendas del Ministerio Fiscal.