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Laura Ramón: «La oftalmología veterinaria es un reto diario»

En medio del debate sobre la necesidad de que exista un ‘MIR’ en veterinaria, la oftalmóloga reivindica desde Cáceres la importancia de la especialización de los profesionales para mejorar la atención de unos pacientes cuyos cuidadores, cada vez, son más exigentes

Laura Ramón Baena, oftalmóloga veterinaria.

Laura Ramón Baena, oftalmóloga veterinaria. / El Periódico Extremadura

Oriunda de Almería y radicada en Cáceres, Laura Ramón Baena comenzó a sentirse atraída por la oftalmología en el transcurso de sus estudios de Veterinaria en la Universidad de Murcia. Desde entonces, libra una batalla por continuar formándose en una rama de la medicina en la cual optar a una especialidad constituye, para muchos, una suerte de quimera.

Segura de que «los pasos no están claros» cuando se desea ampliar la formación en una rama específica de la salud animal, la especialista autónoma que presta sus servicios en el Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Extremadura asegura que para especializarse en el ámbito veterinario hay que «lucharlo», «pelearlo» e incluso «tener un ‘primo’ que quiera formarte» porque, recuerda, en España hay «muy pocos diplomados europeos que forman a uno o dos residentes y en hospitales contados».

 ¿Por qué es importante que se extiendan las especialidades en el ámbito veterinario?

Lo es, ya no solo en el caso de mi especialidad, sino en todas. El ‘médico de cabecera’ está bien, pero cuando ya se complica el caso o necesitas más conocimientos, se hace crucial la derivación a un especialista. Por ejemplo, a la hora de tratar enfermedades como cataratas, desprendimientos de retina, luxaciones de cristalino o úlceras, no se trata igual a un gato que a un perro o a un caballo. Por eso se requiere de una especialización: porque si no sabes, no puedes hacer bien tu trabajo.

 ¿Podríamos alargar la esperanza de vida de nuestros animales si estuvieran más desarrolladas y generalizadas?

Sí. De hecho, se va demostrando. En especialidades como cardiología o cirugía, se están haciendo muchísimos avances y se está viendo que, por ejemplo, en patologías cardíacas, si se realizan chequeos rutinarios y visitas regulares al veterinario, con medicación, se alarga la esperanza de vida.

¿Cómo se encuentra de desarrollada la oftalmología veterinaria en Extremadura?

Todavía nos falta mucho en materia de formación profesional y de inversión en maquinarias que ayuden a diagnosticar o a operar, al menos, lo básico. Resulta complicado poder avanzar si no hay un respaldo. Nosotros, en la facultad, no tenemos faco para operar cataratas. Por ello, los cuidadores de los pacientes se tienen que ir a Sevilla o a Madrid para que se realicen estas intervenciones. También se hace necesaria una curva de aprendizaje porque no se trata solo de tener el aparato y saber resolver las cosas, sino que es preciso realizar una serie de cursos para aprender a ejecutarlo bien.

¿Qué importancia tiene el sentido de la vista en los animales?

Sí que la tiene. Pensemos, por ejemplo, en un lobo. Este necesita de la vista para cazar y relacionarse con otros de su misma especie. Ahora bien, en el caso de nuestros animales de casa, el hecho de que les demos la comida y que ellos sepan el lugar en el que se encuentran sus cosas, sí les facilita todo cuando no pueden ver. No obstante, también lo necesitan para poder relacionarse con los suyos, aunque quizá no sea el sentido que tengan más desarrollado. A veces, cuando hablo con tutores de perritos que sufren una ceguera súbita, cataratas que no se pueden operar, o bien (las familias) no pueden asumir los costes de una intervención, sí que trato de explicarles que no es uno de sus sentidos más necesarios. De todos modos, resulta muy egoísta decidir eso porque el animal no te lo va a decir.

¿De qué manera podemos cuidar de la salud ocular de nuestros animales en casa?

Es fundamental hacer un chequeo anual, especialmente en animales que superan los 7 años, para detectar patologías de córnea, ojo seco, cataratas y otros problemas del segmento anterior (parte frontal del ojo), que son muy importantes y pueden llegar a ser causantes de otras patologías mucho más graves.

¿Detállenos las patologías oculares más comunes en animales pequeños?

-Una de las que creo que, quizá, más se infradiagnostica es la del ojo seco por tener poca lágrima. Manejando eso, se solucionan un montón de cosas. Hay incluso perros que no ven porque tienen un ojo seco, sufren visión borrosa y se chocan con una maceta porque no la ven al tener todo turbio u opaco. También veo muchos casos de úlceras corneales, tumores en los párpados, cataratas o uveítis (inflamación ocular). En España, también está la leishmania, enfermedad endémica transmitida por un mosquito que, a nivel ocular, afecta al sistema lagrimal, a la córnea, al párpado… Además, en Extremadura se ve mucho la thelazia, transmitida por una mosca de la fruta que deposita la larva en el ojo y, posteriormente, salen gusanos. Suele darse, sobre todo, en la zona de La Vera o Sierra de Gata.

 ¿Toleran los animales mejor el dolor que los seres humanos?

Ellos sienten dolor igual que nosotros, lo que pasa es que no nos lo dicen. De hecho, ya existen incluso escalas de dolor con las que, a través de sus rasgos faciales o gestos, se puede determinar el grado de dolor que tienen. Por eso, en la hospitalización de, por ejemplo, un animal recién operado, la persona a cargo de su cuidado tiene que estar pendiente de esas escalas. En gatos, sobre todo, sucede que esconden el dolor y cuando lo manifiestan es ya porque están muy mal.

¿Con qué materiales se suele trabajar en intervenciones como injertos?

En el campo de la oftalmología se está investigando mucho con los biomateriales. Por ejemplo, a la hora de introducir un injerto en una córnea, que es un material avascular donde no hay vaso y es prácticamente colágeno, necesitas poner algo que luego no vaya a generar rechazo. En este sentido, son muy utilizados biomateriales procedentes del porcino. De hecho, las córneas tectónicas provienen del cerdo, son directamente trasplantes de córnea de un ojo de cerdo a un ojo de perro. Algunos también utilizan la membrana amniótica de bovino, la submucosa intestinal porcina, e incluso de miocardio también se hacen injertos. Hay muchos biomateriales que funcionan y que tú decides utilizar en función de la disponibilidad, de la preferencia del cirujano y del caso. En perros, por ejemplo, a la hora de hacer un trasplante se utiliza mucho la córnea porcina porque da muy buenos resultados y es fácil lograrla en un matadero. 

 ¿Qué determina el éxito de una intervención?

Aquí influyen cuestiones diversas, como la edad del paciente, la gravedad y tiempo de la patología o si hay infección. Lo más importante es que se diagnostiquen los casos a tiempo ya que, a veces, resulta más complicado cuando el animal viene rebotado de un montón de veterinarios y ha pasado por muchos colirios o antibióticos. Es clave hacer revisiones asiduas para detectar patologías antes de que sea tarde.

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