Un gigante con los pies de barro

Pocas cosas nos resultan tan aburridas a los amantes de las artes como el mundo empresarial, colonizado por fríos números y dominado por varones grises y encorbatados que ostentan pomposos cargos difíciles de pronunciar: CEO, CFO, COO, CTO, CIO, CSO, CDO…

En fin, en lo narrativo no parece que en este ámbito haya mucho que rascar. O, al menos, eso creía yo hasta que encontré una perla de muchos quilates: UnitedHealth, la empresa de seguros médicos más importante de EE.UU., con más de 58.000 empleados y unos 75 millones de clientes, que se dice pronto.

Su filial, Change HealthCare, sufrió un ciberataque que comprometió millones de registros confidenciales; ha sido torpedeada por Donald Trump por mantener costos elevados de los medicamentos; su consejero delegado, Brian Thompson, fue asesinado a finales del pasado año; el CEO, Andrew Witty, renunció al cargo hace unos días; y, por si fuera poco, ha perdido más de 287.000 millones de dólares en capitalización desde finales de 2024

Para aquellos que no estén al tanto de las circunstancias de esta firma que está pidiendo a gritos una serie en Netflix, bastará contar que se encuentra sometida a una investigación por fraude por el Departamento de Justicia de EE.UU.; su filial, Change HealthCare, sufrió un ciberataque que comprometió millones de registros confidenciales; ha sido torpedeada por Donald Trump por mantener costos elevados de los medicamentos; su consejero delegado, Brian Thompson, fue asesinado a finales del pasado año; el CEO, Andrew Witty, renunció al cargo hace unos días; y, por si fuera poco, ha perdido más de 287.000 millones de dólares en capitalización desde finales de 2024, lo que se traduce en una caída en bolsa de más del 50 %. Todo ello en apenas unos meses… No parece descabellado pensar que si UnitedHealth se dedicara no a los seguros médicos, sino al circo, le crecerían los enanos.

Como en los cuentos infantiles, UnitedHealth es esa bella princesa que yace dormida, presa de un férreo encantamiento, a la espera de que el valeroso príncipe la despierte con un beso. No hay más opción: o recuperar la vigilia —y de paso la bolsa y la vida— o dormitar para siempre. Mientras tanto, seguiremos por la prensa la novela por entregas, a la manera decimonónica, de este gigante con los pies de barro que lucha por salir de tan árida pesadilla kafkiana.

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