“Con el impulso de la Diputación de Cáceres, nuestros pueblos dejan de ser meros consumidores para convertirse en generadores de su propia energía”

Diputada, ¿podría explicarnos en qué consiste exactamente esta nueva convocatoria que acaba de lanzar la Diputación de Cáceres?

Claro que sí. Esta es ya la tercera convocatoria consecutiva que impulsa la Diputación Provincial de Cáceres dentro del programa CEL-2025, cuyo objetivo es fomentar la creación de comunidades energéticas locales en nuestra provincia.

Está dotada con 500.000 euros y va dirigida a los municipios que ya están siendo acompañados por la Oficina de Transición Comunitaria de la Diputación, en su camino hacia la constitución de una comunidad energética.

En esta edición hemos querido ir un paso más allá: priorizamos proyectos que demuestren una mayor madurez técnica, social y jurídica. Queremos asegurarnos de que las ayudas se traduzcan en comunidades energéticas reales, operativas y sostenibles en el tiempo.

En definitiva, apostamos por un modelo guiado, tutelado y participativo, que garantice que la transición energética llegue de verdad a nuestros pueblos y se convierta en una palanca de transformación local.

¿Qué ha hecho la Diputación de Cáceres hasta ahora para allanar el camino hacia las comunidades energéticas locales?

Muchísimo. En estos últimos años, la Diputación ha puesto en marcha un despliegue sin precedentes a través de su Oficina de Transición Comunitaria, financiada con fondos europeos NextGenerationEU. Hemos creado un equipo técnico y dinamizador que se ha volcado en el territorio, pueblo a pueblo, explicando, acompañando y resolviendo dudas.

Gracias a ese esfuerzo, hemos visitado ya más de 150 municipios y hoy acompañamos a 70 ayuntamientos que están trabajando activamente en la constitución de sus comunidades energéticas.

La nueva convocatoria nace precisamente para eso: para dar el salto de la teoría a la práctica, para transformar todo ese trabajo previo en instalaciones reales, energía limpia y comunidades funcionando. Es el siguiente paso de un camino que ya está muy avanzado.

¿Qué papel desempeñan los ayuntamientos en el impulso de las comunidades energéticas locales?

Un papel absolutamente central. En muchos de nuestros pequeños municipios, el Ayuntamiento es la única institución con capacidad real para liderar un proyecto colectivo. Tiene la legitimidad, la cercanía y el conocimiento del territorio necesarios para movilizar a la ciudadanía, implicar a las pequeñas empresas, ceder espacios y dar ejemplo.

Por eso, en esta convocatoria se les pide un rol activo: actuar como socios fundadores de la comunidad energética, poner a disposición cubiertas o terrenos municipales y, algo fundamental, garantizar un reparto justo de la energía generada, beneficiando a vecinos, autónomos y pymes.

Porque al final, la diferencia entre una instalación solar más y una verdadera comunidad energética está en el liderazgo del ayuntamiento.

¿Qué papel está desempeñando la Diputación de Cáceres en el impulso de las comunidades energéticas locales?

La Diputación está ejerciendo un papel clave como garante del equilibrio territorial y motor de la transición energética en el mundo rural. No nos hemos limitado a ofrecer financiación: hemos asumido el liderazgo institucional para que ningún municipio, por pequeño que sea, se quede fuera.

A través de la Oficina de Transición Comunitaria, financiada con los fondos NextGenerationEU, estamos ofreciendo acompañamiento técnico, jurídico y social continuo, diseñando una política pública pionera y adaptada específicamente a las necesidades de nuestros pueblos.

Gracias a este impulso, hoy la transición energética en la provincia de Cáceres no es un discurso, es una realidad en marcha. Y esa es la verdadera vocación de la Diputación: estar donde más se necesita, generando igualdad de oportunidades para todos los territorios.

¿Qué impacto espera que tenga esta iniciativa en los pueblos más pequeños?

Esperamos un impacto profundo y duradero. Estamos hablando de pueblos donde el a la energía sigue representando una carga económica importante, y donde cada euro cuenta. En ese contexto, la posibilidad de que los propios vecinos y vecinas produzcan y gestionen su propia energía puede marcar un verdadero punto de inflexión.

Por eso decimos con claridad: gracias al impulso de la Diputación, nuestros pueblos ya no solo consumirán energía, también la producirán. Y ese cambio de rol —de consumidores pasivos a productores activos— es clave para avanzar hacia una mayor autonomía, cohesión y resiliencia local.

Estas ayudas permitirán constituir comunidades energéticas participativas, que no solo reducen costes, sino que fortalecen el tejido social, promueven la equidad y fijan población desde una visión de futuro. Es energía, sí, pero también es desarrollo territorial.

Para terminar, ¿qué mensaje quiere trasladar a los alcaldes y vecinos de la provincia?

Que la transición energética está hoy al alcance de todos nuestros pueblos, sin importar su tamaño. Y lo más importante: no tienen que recorrer este camino solos. La Diputación de Cáceres pone a su disposición recursos técnicos, humanos y financieros, y gracias a los fondos europeos estamos en condiciones de acompañar a cada municipio que quiera dar el paso hacia una comunidad energética.

Porque esto no va solo de energía. Va de recuperar la iniciativa desde lo local, de empoderar a nuestros vecinos y vecinas, y de construir comunidad desde la colaboración.

Las comunidades energéticas son mucho más que una instalación solar: son una herramienta para transformar nuestros pueblos desde dentro. Y este, sin duda, es el momento.