Porque la piel lo recuerda todo

Cada 13 de junio conmemoramos el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel. Con la llegada del buen tiempo, el sol se convierte en sinónimo de momentos de disfrute al aire libre, de ocio compartido, de vacaciones. Pero mientras nos entregamos a esos placeres, muchas veces olvidamos que el sol también deja huella en nuestra piel. Una huella que, si no nos protegemos, puede acabar convirtiéndose en una grave amenaza para nuestra salud.

El cáncer de piel es uno de los tumores cuya causa principal es bien conocida: la radiación ultravioleta, procedente tanto del sol como de fuentes artificiales. Esta radiación altera nuestras células cutáneas y produce un crecimiento anormal que, en muchas ocasiones, desemboca en cáncer. En 2024 se diagnosticaron en España casi 21.000 casos, de los cuales 497 se registraron en Extremadura. Este tipo de cáncer ha aumentado un 40 % en los últimos años, pero hay una buena noticia: es el tumor más prevenible y, si se detecta a tiempo, tiene buen pronóstico. Por otro lado, la radiación ultravioleta también daña a los ojos, ocasionando mayor frecuencia de cataratas, fotoqueratitis y degeneración muscular.

Todo el año

Muchas veces asociamos la protección solar exclusivamente al verano, a los días de playa o de piscina. Pero la exposición a las radiaciones solares se produce todo el año y en múltiples entornos: trabajando al aire libre, practicando deporte, o simplemente caminando por la calle. ¿Como de concienciados están quienes trabajan al sol? ¿Se ponen el protector solar? La crema solar debería formar parte imprescindible de la protección laboral. La piel tiene memoria, y todas esas agresiones se van acumulando a lo largo del tiempo. Por eso la prevención debe empezar en la infancia y mantenerse constante. Extremadura combina además una gran intensidad con un gran número de horas de sol ,y se llegan a alcanzar valores del índice UVI de 10 e incluso superiores, considerados como extremadamente altos.

Niños, deportistas, trabajadores expuestos al sol y personas con enfermedades o tratamientos fotosensibles. Para todos ellos, y también para el resto de la población, la clave está en adoptar hábitos sencillos pero eficaces: buscar la sombra, proteger la piel con ropa adecuada, usar sombreros o gorras, gafas de sol homologadas y aplicar fotoprotector con un FPS de 50 al menos 30 minutos antes de la exposición, repitiendo cada dos horas.

La autoexploración también es fundamental. Revisar los lunares con regularidad, prestar atención a cambios de color, tamaño o bordes irregulares, y consultar con un especialista cualquier sospecha.

Desde la Asociación Española Contra el Cáncer este verano volveremos a llevar nuestra Campaña del Sol a Extremadura, a piscinas, campamentos y otros espacios públicos, con un único objetivo: sensibilizar a la población y recordar que la mejor caricia que podemos darle a nuestra piel es protegerla.

• El autor es presidente de la Asociación contra el Cáncer de Cáceres.